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Dónde conseguían los pintores los lienzos para pintar

Dónde conseguían los pintores los lienzos para pintar en siglo XVII
En España lo habitual en el siglo XVII era que los productores locales vendieran el género al mercader, cuyos contactos en los centros urbanos le permitían revender a su vez al por mayor a los detallistas locales, que distribuían los tejidos tanto dentro como fuera de la comarca a través de ferias, mercadillos, venta ambulante, etc. La especialización y la demanda favorecieron la aparición de pequeños establecimientos especializados en tejidos, las llamadas boticas de telas.
Por otro lado cuando se demandaban lienzos de calidad, más finos y caros para las clases acomodadas, se importaban preferentemente de Holanda y Bretaña. Y se distribuían a través de compañías mercantiles con sólidas redes comerciales.
En cualquiera de estos sitios los lienzos podían ser adquiridos por los pintores, no sin dificultad.
«El pintor comprará las telas en el mercado local a través de diferentes vías; si es una urbe lo suficientemente grande, en tiendas especializadas en la venta de telas o en boticas, si no en mercadillos, por medio de vendedores ambulantes, o bien directamente a los tejedores. La botica era “la tienda del boticario, y también la del mercader, donde tiene los paños, y sedas y otras mercaderías”. En las ciudades este amplio abanico de posibilidades hacía que también la oferta fuera rica, pudiendo encontrar no sólo mercancías locales, sino también tejidos importados principalmente de los Países Bajos del Sur, la República de Holanda y Francia. La variedad de los tejidos estaba determinada por tanto, por la producción autóctona y el género que importara el mercader o comerciante responsable del negocio. El siglo XVII será especialmente convulso tanto en la producción, marcada por la crisis económica que vivió el imperio español, como en la importación condicionada por las guerras y las prohibiciones de comercio con las potencias rivales. De la misma manera la inseguridad de algunas rutas dificultaría el movimiento de géneros.»